Las propuestas para normalizar el sistema cambiario no han logrado su objetivo hasta los momentos.
Banca y Negocios
En medio de las dificultades que atraviesa la economía venezolana, aceleradas por la caída del precio del petróleo, los problemas cambiarios parecen la principal razón detrás de la problemática en general. Los más diversos sectores, tanto públicos como privados, sufren los retrasos en la liquidación de divisas oficiales, más por falta de acceso a los recursos en moneda extranjera que por el tipo de cambio al que se puedan adquirir.
Con la puesta en práctica de mecanismos alternativos como Sitme, y posteriormente de Sicad, Sicad II y este año Simadi, se pretendió mantener prácticamente sin cambios la paridad principal de la economía con Cadivi y luego Cencoex desde hace más de cinco años. Sin embargo, en la práctica los tipos de cambio superiores se han convertido en marcadores de precios, y no se ha conseguido eliminar el mercado paralelo y sus efectos.
Normalizar y posteriormente unificar los tipos de cambio luce como la única salida viable para contrarrestar las distorsiones. Antes de llegar a este punto, es necesario crear una serie de incentivos y mecanismos de compensación, como subsidios específicos para la población más vulnerable.
Sería necesario de igual manera revisar los temas fiscales y monetarios relativos a conseguir un nuevo equilibrio en la economía, previniendo un alza desmedida en las tasas de interés y poniendo control a la impresión de dinero inorgánico, entre otros factores.
Resolver temas aparentemente distantes entre sí como la inflación, la escasez o el bachaqueo pasa por un tema en común: Llevar las políticas de controles hacia un nuevo pacto económico entre el Estado y la iniciativa privada que redunde en beneficio de todos, con especial énfasis en las políticas cambiarias.