Esperan quienes viven en la zona fronteriza que el Estado controle el diferencial cambiario

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Diario La Nación

San Antonio.- Bolívar y Pedro María Ureña son municipios muy interrelacionados entre sí por la actividad comercial e industrial que se vive en la denominada frontera más dinámica de América Latina, y que sufren prácticamente los mismos problemas y necesidades, algunos de los cuales se derivan de circunstancias particulares que se dan por el hecho de estar las dos poblaciones en la línea divisoria de dos repúblicas que hoy día viven momentos distintos.

Con el ánimo de conocer cuál es el municipio añorado, consultamos a representantes de diferentes sectores que hacen vida en el eje fronterizo San Antonio-Ureña, y en sus testimonios encontramos algunas coincidencias que valen la pena destacar, puntos que ellos aspiran sean tomados en cuenta por las autoridades gubernamentales municipales, regionales y nacionales, al considerar que son la causa fundamental de los principales problemas que hoy afectan, no sólo a Bolívar y Pedro María Ureña, sino a gran parte de la entidad tachirense.

Más allá de los problemas de vialidad, congestionamiento, ambiente, salud, educación, inseguridad y deficientes servicios, que afectan a las poblaciones de San Antonio y Ureña, los entrevistados consideran que es punto primordial para las autoridades gubernamentales atender el tema del diferencial cambiario, es decir, la diferencia entre el precio del bolívar y el peso colombiano que, a su juicio, es el causante del incremento del contrabando, el desabastecimiento, la inflación, la inseguridad, el abandono de los puestos de trabajo y otras situaciones irregulares que se dan en la frontera y que tienen sus orígenes en este hecho.

“Aquí el índice inflacionario es superior al resto del país”

El abogado Indover Sayago, directivo de la Cámara de Comercio, considera que el índice inflacionario en el eje fronterizo San Antonio-Ureña es superior al resto del país, por la distorsión económica que crea el bajo valor de la moneda nacional ante el peso colombiano, precio que, como se sabe, es impuesto por el valor del dólar paralelo.

“Debido a la rentabilidad que deja, los productos venezolanos se los llevan para Colombia y nosotros tenemos que afrontar ese problema tan grave, porque no conseguimos nada para el alimento diario de nuestras familias y, si lo hay, tienen precios inalcanzables porque los ingresos de los habitantes de la zona son bajos, no están dolarizados y no podemos comprar. Aquí vivimos en una especie de apartheid económico, político, financiero y hasta de seguridad”.

Dijo que el diferencial cambiario afecta desde el habitante más humilde de la frontera venezolana hasta las empresas de producción, ya que éstas también se ven obligadas a pagar materias primas e insumos colombianos a precios bastante elevados, porque en Venezuela no los encuentran. Eso hace que los precios de los productos y bienes que se producen en la zona sean excesivamente elevados. Considera que esta situación debe ser corregida por las autoridades nacionales encargadas del manejo de la economía, para llevarla a un nivel acorde con las circunstancias de la región.

Además, las autoridades gubernamentales, comenzando por las municipales, deben prestar atención a los problemas de la inseguridad e impunidad. “Los habitantes de Ureña y San Antonio exigen acciones efectivas por parte de los organismos de seguridad para acabar con el flagelo de la inseguridad. Hay prácticas, como el cobro de vacuna, la extorsión, que vienen de Colombia, y afectan a todos los que estamos aquí”. El vocero también pidió al Gobierno que aplique mano dura a aquellos funcionarios de los organismos de seguridad, cuyo comportamiento irregular perjudica a la población y a la nación.

“Añoramos una ciudad donde haya mejor calidad de vida”

Para el profesor jubilado y hacedor de cultura, Armando Garnica, los habitantes de San Antonio añoran una ciudad donde haya mejor calidad de vida, lo cual implica que debe haber armonía entre el desarrollo productivo industrial-comercial y el desarrollo social. Para lograr ese objetivo el gobierno debe aplicar medidas especiales que permitan a los habitantes tener mejor calidad de vida.

Visualiza que muy pronto San Antonio y Ureña estarán unidos poblacionalmente y por lo tanto debe proyectarse una amplia ciudad fronteriza, con modernas vías de comunicación, una ciudad universidad, amplios escenarios para la cultura, el deporte, la salud. El hospital “Dr. Samuel Darío Maldonado” debe transformarse en un gran centro asistencial, con alta tecnología, para atender a la población del eje fronterizo.

“Aspiramos una ciudad diferente, donde los servicios funcionen; por ejemplo, para el tema de la basura, deben nombrarse comisiones que realmente quieran al pueblo, tengan sentido de pertenencia y comiencen a trabajar en función de lograr que entre Ureña y San Antonio, que ya tienen una mancomunidad, se resuelva el problema de contaminación que genera el relleno sanitario de Aguas Calientes, porque es espantoso lo que está sufriendo la población de Ureña con este botadero”.

Garnica también considera que el problema del contrabando que tanto afecta a la población fronteriza, no se resuelve con medidas represivas, sino económicas. En ese sentido, sostiene que se debe revisar el tema del diferencial cambiario, “que lamentablemente ha relegado a los habitantes de San Antonio a personas de tercera clase. Entendemos que este tema debe ser manejado por instancias nacionales, pero los que aquí vivimos y las autoridades de San Antonio tenemos que hacer propuestas que nos permitan resolver los problemas que nos está causando”.

“Es muy difícil conseguir productos a precio regulado”

Para Manzur Moreno, ingeniero mecánico, residente en el municipio Pedro María Ureña, los principales problemas que adolece esta ciudad derivan del diferencial cambiario. “Es un problema que está afectando mucho a la población de Ureña, porque se hace muy difícil para los habitantes venezolanos conseguir y comprar los productos a precio regulado, ya que debido a la diferencia cambiaria, un elevado número de personas colombianas viene diariamente a comprar, paga más y se lleva los alimentos para el vecino país. Yo pienso que el problema no es desabastecimiento, porque los productos llegan, sino que todo se lo llevan para Colombia”.

Moreno cree que otro problema importante que adolece Pedro María Ureña, es la contaminación ambiental y las autoridades deben prestarle atención. Agrega que según las autoridades sanitarias, una de las principales causas de muerte en la frontera son los problemas respiratorios.

“Nuestros niños nacen con dificultad para respirar, las aguas del manto freático también están contaminadas, producto de que no hay un control verdadero; no se ha hecho el relleno sanitario como debe ser, tenemos un vertedero a cielo abierto. El Ministerio del Ambiente, basado en la Ley de Manejo Integral de los residuos sólidos, estableció en el 2006 que ese vertedero debía ser cerrado. Se conformó la Mancomunidad entre los municipios Bolívar y Ureña para crear el relleno sanitario, pero los municipios Bolívar y Ureña no han ejecutado el proyecto. Todo se ha quedado en el papel y, a uno como habitante le preocupa esta situación, porque cada día la población, principalmente los niños y los ancianos, se ven afectados por los problemas respiratorios”.

“Debe mejorarse la vialidad”

Omar Arellano es un transportista de Ureña que trabaja diariamente con el acarreo del carbón que traen de Norte de Santander y lo llevan el puerto de La Ceiba, en el Lago de Maracaibo. Considera que el principal problema a atender por las autoridades gubernamentales es la vialidad. El puente internacional “Francisco de Paula Santander” está colapsado por tanto tráfico, y afecta a toda la colectividad, por las largas colas que se presentan para entrar o salir del país por dicho elevado. También las vías que comunican a Ureña con otras regiones del estado, como la vía Aguas Calientes-El Vallado-San Pedro del Río, merecen atención urgente.

Dice que las autoridades municipales también deben pensar en cómo solucionar el problema que los habitantes y transportistas de la frontera padecen diariamente para surtir combustible en las estaciones de servicio de la zona. Añadió que los servicios de agua, electricidad y gas deben mejorarse. “Se han hecho esfuerzos, pero hay que mejorarlos, porque nos están afectando”, dijo el transportista de carga.

“La devaluación del bolívar ha traído muchos problemas”

“Las próximas autoridades que lleguen a partir del 8 de diciembre deberían enfocarse a trabajar en conjunto para solucionar el tema del diferencial cambiario, por ser la causa del incremento del contrabando de alimentos, combustible, la inflación particular que se vive en San Antonio y Ureña, donde estamos cancelando productos como si estuviéramos en Cúcuta”, expresó Freddy Mendoza, médico especialista y habitante del municipio Bolívar.

El fenómeno de la devaluación del bolívar también ha conllevado a muchos trabajadores a abandonar el empleo formal, para dedicarse al envío de remesas familiares (las famosas carpetas), el contrabando de combustible y toda clase de productos, lo cual ha contribuido a incrementar el congestionamiento vial, la anarquía, el desempleo y la inseguridad. Al resolver el problema del diferencial cambiario, considera que se puede recuperar el empleo, mejorar el ingreso per cápita y por consiguiente la calidad de vida en la región fronteriza.

Asimismo, sostiene que las autoridades gubernamentales municipales deben gestionar ante el Gobierno nacional la terminación de las obras de rehabilitación del hospital “Dr. Samuel Darío Maldonado”, que están paralizadas desde hace tiempo. Este centro de salud presta servicio a la población de los municipios Bolívar y Pedro María Ureña, que suman más de 120 mil habitantes, más la población flotante proveniente del vecino país, pero actualmente el hospital apenas está funcionando en 10 por ciento.

Mendoza añadió que igualmente las autoridades deben unir esfuerzos en la reactivación del aeropuerto de San Antonio, creando mayor cantidad de vuelos comerciales, lo cual redundará en beneficio no solo de los usuarios y de quienes trabajan dentro de la terminal, sino de la colectividad en general, al generar mayor demanda de servicios vinculados al turismo, hotelería y comercio.

En materia de infraestructura vial, cree que es fundamental la construcción de nuevas vías que agilicen la comunicación entre la frontera y el resto del estado, porque los 34 kilómetros de distancia que hay entre San Cristóbal y San Antonio se pueden recorrer en 30 minutos, si existe una buena vía, pero actualmente por las pésimas condiciones de la vialidad, para hacer ese recorrido se requiere de 3 ó 4 horas.

“La ciudad mejoraría si se recupera el precio del bolívar”

Luis Alberto Flórez, vende periódicos y revistas desde hace 30 años, en un kiosco ubicado en la avenida 1ro de Mayo, cerca de la sede de la alcaldía y de otros organismos oficiales. La venta de periódicos, además, es sitio habitual de tertulias entre habitantes de San Antonio, trabajadores, desocupados, gestores, funcionarios y aspirantes a cargos de elección popular, etc., que se reúnen a conversar sobre temas del día.

Sin rodeos, el vendedor de periódicos cree que esta ciudad congestionada, anarquizada y donde prácticamente todo tiene sobreprecio, mejorará sólo con recuperar el valor adquisitivo del bolívar. “Colóquelo al valor real, para que usted vea que se acaban todos los problemas que se han generado. Los problemas no se resuelven con la venida del gobernador, de políticos, lo único que se debe hacer es regular el cambio. Esa es la matriz de todo”, resumió.

Aunque la regulación del cambio es materia que compete directamente al Gobierno nacional y al Banco Central de Venezuela, Luis considera que las nuevas autoridades municipales deberían trabajar en el tema, para tratar de contrarrestar tantos problemas que ha generado la devaluación del bolívar ante el peso colombiano, los cuales están afectando a la población fronteriza.

José G. Hernández

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