Empresarios colombianos se la ‘juegan’ por sus negocios en Venezuela

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Por: Juan Francisco Alonso | Corresponsal en Caracas

Desde que la Asamblea Nacional le otorgó, a finales del año pasado, poderes especiales al presidente Maduro para que gobierne por la vía del decreto durante un año, muchas empresas colombianas con asiento en ese país empezaron a temblar en silencio.

Ninguna se atreve a entonar sílaba alguna en los medios de comunicación, pero sí se lo hicieron saber a la Cámara Venezolano-Colombiana de Comercio (Cavecol).

“Hay mucha incertidumbre en este momento y lo único claro es que vienen más controles”, afirmó Luis Alberto Russián, presidente Ejecutivo de la entidad, que agrupa a 178 empresas de ambas orillas del Arauca; en clara referencia a la decisión presidencial de dictar la Ley Orgánica de Costos, Precios y Ganancias Justas.

En pocas palabras, dicha Ley le fija un tope de 30 % a los dividendos que cualquier comerciante o empresario del país obtenga.

Pero esa no es la única preocupación. La creación de dos organismos que lideró el Gobierno de Maduro también los tiene preocupados. Ellos son el Centro Nacional y la Corporación Venezolana de Comercio Exterior, organismos que, de acuerdo con el Jefe del Estado, se encargarán de “centralizar” las importaciones y vigilar que las mismas se materialicen.

Ambas dependencias buscan evitar lo ocurrido en el 2012, cuando alrededor del 25 % de las importaciones públicas y privadas resultaron ser ficticias y le costaron al país unos US$20.000 millones.

“Hay una situación de expectativa, porque estamos ante un cambio en las reglas del juego”, reconoció Russian, pero aún así, los empresarios colombianos, o por lo menos una buena parte, ha expresado su intención de seguir ‘jugándosela’ en esa Nación.

Al pie del cañón

“Atrás ni para coger impulso”. Esta expresión popular ilustra la postura de los empresarios colombianos en Venezuela, los cuales de acuerdo con fuentes de la patronal Fedecámaras “quieren ajustarse a las nuevas reglas de juego para seguir operando”.

“Sólo habría dos o tres empresas colombianas de las decenas que hay que están evaluando seriamente retirarse porque no saben cómo manejarse en este mercado y son empresas a las que no se le han asignado dólares en lo que va del año y que vienen funcionando con los inventarios que tenían del año pasado y como no sienten que hay oxígeno, pues están pensando en irse”, informó el gremio.

Estas informaciones son confirmadas por el presidente de Cavecol, quien aseguró que “las empresas colombianas que están aquí, que tienen presencia de mercado y que han hecho todo lo posible por mantenerse en este mercado, que es de alto consumo en comparación con otros de América Latina, buscarán como seguir.

Hay empresas colombianas que con la mitad de las tiendas que tienen en Colombia venden aquí lo mismo o más que allá. Además hay algunas empresas que dieron su primer paso internacional en Venezuela y cerrar sus operaciones aquí sería un duro golpe emocional”.

Otros temas que también preocupan a los empresarios son el dólar negro, que está muy por encima del oficial; la inflación, que supera el 45 % y el aumento de la economía.

El vocero de la asociación empresarial se abstuvo de precisar cuáles son esas compañías que estarían evaluando cerrar sus puertas. Tampoco quiso ahondar sobre cuáles son las empresas que más problemas están teniendo en la actualidad para repatriar capitales o para conseguir que el Gobierno venezolano les pague lo que les adeuda.

Desde el conflicto que en 2010 mantuvieron el extinto Hugo Chávez y el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez los empresarios colombianos se han vuelto más cautos a la hora de hablar de sus problemas en el país para evitar nuevos roces con las autoridades.

¿Pero por qué no se van si expertos como Luis Vicente León augura que las medidas gubernamentales lo único que acarrearán serán más problemas para producir? La respuesta es corta y simple, por dinero.

Según las cifras que maneja la Cámara, las últimas medidas todavía no han tenido un impacto en el comercio binacional, el cual hasta noviembre del 2013 había llegado a US$2507 millones, de los cuales US$2119 millones son importaciones colombianas, números que aunque suponen un 8 % menos de lo transado en 2012 están 33 % por encima del 2011.

Incluso hay empresas que estarían estudiando la posibilidad de invertir en Venezuela para comenzar a producir en el país e incluso exportar desde él tomando por buena las promesas del Gobierno de que habrá incentivos para quienes inviertan.

Sin embargo, economistas como Orlando Ochoa descartan que esto ocurra debido a los controles de divisas y precios y a la legislación laboral. Esta última complica el despido, entre otros factores.

Russián llamó a las autoridades a consultar las medidas que están analizando para perfeccionarlas y evitar que las mismas se transformen en nuevos obstáculos para la iniciativa privada, pero además lanzó la siguiente reflexión: “Lo mejor sería acabar con las distorsiones existentes en el mercado venezolano. Es lamentable que haya gente que esté dejando puestos de trabajo formales en la frontera para dedicarse al contrabando de alimentos”.

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