María Alejandra Sánchez | La República
Las empresas de las zonas de frontera son las que se han visto más afectadas con la devaluación del bolívar de Venezuela en el corto plazo, mientras que el consumidor ha sido el ganador. Sin embargo, en un periodo amplio, las dificultades del sector productivo se traspasan al ciudadano del común, por lo que la economía como un todo pierde, sobre todo en materia de actividad productiva, empleo y comercio exterior.
Así lo revela un Ensayos Sobre Economía Regional publicado por el Banco de la República, en el que se estudian los impactos de la caída del bolívar en la sociedad cucuteña.
Para el consumidor, el documento revela que la tasa de cambio, es decir el número de pesos por bolívar, tiene un impacto directo en el comercio minorista, es decir las transacciones cotidianas de los cucuteños. Esto ocurre debido a que los bienes en el vecino país se vuelven más baratos, por lo que hay un aumento de las compras de los productos extranjeros sobre los nacionales.
Según el informe, los bienes en San Antonio y San Cristóbal son 39% y 48% más baratos que en Colombia, respectivamente.
Sin embargo, el freno para que las personas de la frontera compren todos sus productos en Venezuela es la alta inflación. En 2013, la variación del IPC fue de 56,1% en el vecino país, mientras en Colombia fue de 1,9%.
En Cúcuta, el impacto en la inflación es diferente, pues debido a que los nacionales compran los productos más baratos, esto ha incido en que su canasta familiar sea menos costosa que en el resto del país y por tanto la brecha con respecto a las otras ciudades es notable.
Por el lado de los productores, el estudio muestra con cifras de la Cámara de Comercio de Cúcuta, que cuando el precio del bolívar baja, también hay una reducción en la creación de nuevas sociedades. “Tras una devaluación del bolívar en febrero de 2013 hubo una caída de 15,4% luego de ocho trimestres de crecimientos positivos y una caída de 16,8% luego de dos trimestres de resultados favorables”.
La devaluación sostenida afecta a las empresas debido a que hay una pérdida de mercado ya que se ve reducida la demanda, se presenta una disminución de los precios ante los cuales no pueden competir y hay una sustitución de la capacidad productiva por importaciones.
En cuanto al empleo y la informalidad, Diego Hernán Rodríguez indica que, “se espera que choques permanentes en la tasa de cambio afecten las disparidades en el mercado laboral de la zona de frontera respecto al agregado nacional”.
Además, a largo plazo, el debilitamiento del aparato productivo se ve reflejado en una menor demanda de mano de obra, que finalmente se ve en una menor capacidad de compra y por tanto menor consumo.
En cuanto al comercio exterior, las exportaciones responden levemente a la disminución del precio del bolívar, debido a que para los exportadores hay otras variables más relevantes, como los costos.
No se afectan las importaciones
En cuanto a las importaciones, el documento del Banco de la República indica que “no responden a la tasa de cambio, esto por el tipo de bienes importados y el hecho que el efecto se diluye ante situaciones como las restricciones al paso de productos básicos y el contrabando”. En 2012, 34,1% de las importaciones del departamento provinieron de Venezuela.