Durante el año 2019, el intercambio comercial entre Venezuela y Colombia disminuyó el 51 %, al registrar una cifra de 241 millones de dólares, frente a los 491 millones de dólares correspondientes al año 2018.
A pesar de las contundentes y desafortunadas cifras, el abogado venezolano Juan Domingo Alfonzo, presidente de la Junta Directiva de la Cámara de Integración Económica Venezolano Colombiana (Cavecol), señala que aún es posible fortalecer y dinamizar el comercio entre ambos países.
ÁMBITO JURÍDICO: ¿Qué es Cavecol?
Juan Domingo Alfonzo Paradisi: Cavecol es una asociación civil sin fines de lucro, que, desde su fundación en 1978, tiene como misión la integración entre Venezuela y Colombia, por lo que ha estimulado e impulsado el intercambio de bienes y servicios entre ambos países. Actualmente, cuenta con más de 80 empresas afiliadas cuyos intereses principales están vinculados al mercado venezolano y colombiano.
Á. J.: ¿Para qué ha servido Cavecol durante los años de existencia?
J. D. A. P.: Como Presidente de la Junta Directiva de Cavecol, me consta se ha concentrado en fomentar las inversiones binacionales, en incentivar el intercambio comercial y en la creación de alianzas estratégicas, brindando todo el apoyo necesario en las iniciativas favorables para el crecimiento y la integración de ambos países, las cuales sirven de soporte en la búsqueda de una solución óptima a problemas específicos presentados por sus afiliados, aliados y relacionados.
Á. J.: ¿Cuál es el estado actual de la integración económica entre los dos países?
J. D. A. P.: Venezuela y Colombia son dos países hermanos que no solo comparten una línea limítrofe de 2.219 kilómetros, sino también comparten una historia en común de más de 200 años, una cultura similar y un comercio de gran prosperidad, que ha sido positivo y de gran beneficio para ambos países, en donde el acontecer binacional entre ambas naciones ha presentado diferentes aristas en el ámbito comercial, económico, social y político durante los últimos años, lo que ha ocasionado un gran impacto en este intercambio comercial.
Durante los últimos años, ha habido diferentes variaciones en el comercio entre los dos países, en donde se evidencian incrementos y disminuciones en el intercambio comercial, debido a cambios económicos, políticos y sociales que afectan a ambas economías, de cara a la disminución de la producción nacional, en general, y al deterioro que se presenta en el aparato productivo venezolano, aunado a los efectos ocasionados por la pandemia a nivel mundial, que ha afectado a los dos países en los últimos seis meses del 2020.
Á. J.: ¿Cómo están las cifras en materia de intercambio comercial?
J. D. A. P.: Durante el año 2019, el intercambio comercial entre Venezuela y Colombia disminuyó el 51 %, al registrar una cifra de 241 millones de dólares, frente a los 491 millones de dólares correspondientes al año 2018, según cifras publicadas por el Dane. Cabe destacar que, en el 2019, las exportaciones venezolanas hacia el país vecino disminuyeron a 45 millones de dólares, representando una contracción del 67 % respecto al 2018. Por otra parte, las importaciones de productos colombianos a nuestro país cayeron 45 % respecto al mismo periodo del 2018, acumulando una cifra de 196 millones de dólares.
Esta última caída del comercio formal fue generada como consecuencia de diferentes sucesos acontecidos en la región, siendo uno de ellos el cierre de la frontera terrestre entre Venezuela y Colombia a través de los puentes Simón Bolívar, Unión y Francisco de Paula de Santander (entre febrero y junio del 2019), lo que generó grandes limitaciones en el intercambio comercial formal entre estos dos países e incentivó el incremento del comercio informal.
Para el primer semestre del año 2020, hubo una reducción del 66 % respecto al mismo periodo del 2019 en las exportaciones venezolanas hacia el vecino país, y una disminución del 24 % en las importaciones venezolanas con origen de Colombia, generando un intercambio comercial formal de 91 millones de dólares durante el primer semestre del 2020.
Á. J.: ¿Qué implicaciones tiene para un crecimiento e integración económica venezolano-colombiana las relaciones políticas rotas entre los dos países?
J. D. A. P.: El 19 de agosto del 2020 se cumplieron cinco años de la vigencia de la medida de cierre de la frontera terrestre entre Venezuela y Colombia, y un elemento relevante fue la suspensión del tránsito vehicular entre los dos países, con lo que efectivamente se impidió el comercio entre ellos. Cavecol sostiene que la base legal de esa suspensión del tránsito vehicular dejó de existir a medida que vencieron los plazos de vigencia de los decretos de estados de excepción en los municipios fronterizos, puesto que ni la Ley Orgánica de Fronteras ni el Decreto de Estado de Excepción y Emergencia Económica prevén expresamente esas medidas.
En anteriores oportunidades, los gobiernos de Venezuela y Colombia han acordado reabrir el tránsito peatonal a través de varios puntos específicos designados como pasos fronterizos, dentro de un horario preestablecido y con limitaciones respecto de los bienes que esos peatones pueden comprar (alimentos, medicinas y ciertos repuestos automotores). Actualmente, se ha sumado la variable sanitaria como consecuencia de la pandemia mundial, situación que ha influido en el intercambio comercial de ambos países.
Cavecol considera que la reapertura de la frontera terrestre de forma ordenada y cumpliendo los protocolos biosanitarios correspondientes es positiva y conveniente para ambos países, que ayudará a fortalecer el comercio formal y que colaborará con el propósito de combatir la inseguridad personal y los delitos económicos de contrabando de extracción.
Á. J.: ¿Cómo ven desde Cavecol la crisis económica que afronta el mundo?
J. D. A. P.: En virtud de la pandemia, los países se están protegiendo, como EE UU y la Unión Europea, y están cerrando en principio sus economías. Los países latinoamericanos y los andinos tienen que desarrollar mejor sus potencialidades y ser más productivos, ampliar sus mercados, fomentar su capacidad de integración y, obviamente, aumentar su capacidad de industrialización y exportación, con procesos más ágiles, para hacerlos eficientes y competitivos en el mercado.
Á. J.: ¿Qué hacer para reactivar la economía en el mundo, especialmente, en la región?
J. D. A. P.: Hay que ampliar los mercados, mejorar la capacidad productiva y generar confianza a la inversión extranjera y nacional, ofrecer seguridad jurídica y económica para atraer los capitales a la región y, así, mejorar las industrias y la capacidad productiva. Del mismo, hay que establecer políticas generales conjuntas con objetivos convergentes.
Entre Venezuela y Colombia se pueden realizar mecanismos de complementación económica, empezando por el área agroalimentaria, textil, metalmecánica e industrial. Adelantar joint venture y alianzas estratégicas, con empresas nacionales, binacionales o transnacionales con interés en ambos países es otra de las salidas.
Del mismo modo, algunas sugerencias que permitan el restablecimiento de las relaciones comerciales entre Venezuela y Colombia serían las siguientes: abrir la frontera, reactivar y firmar por parte del Congreso de la República de Colombia el convenio sobre transporte de cargas y de personas, rescatar y fortalecer el comercio legal e institucional, ofrecer seguridad agroalimentaria, mejorar las condiciones de salud y de seguridad personal en la zona fronteriza y reactivar los mercados entre Venezuela y Colombia, reactivando así el libre tránsito de personas, mercancías y capitales.
Á. J.: ¿Qué proyección y resultados espera obtener Cavecol en los próximos 5 o 10 años?
J. D. A. P.: En un mediano y largo plazo, Cavecol aspira al restablecimiento de las relaciones comerciales entre ambos países, ser una de las principales cámaras que apoye e impulse el desarrollo del país, así como la relación binacional, además de participar de forma activa en los temas de inversión que se puedan presentar entre Venezuela y Colombia, para obtener un intercambio próspero como se logró en el pasado.
Á. J.: Desde su perspectiva como socio y abogado de una reconocida firma, ¿cómo ve el futuro de la profesión jurídica en Venezuela y Colombia, en un mundo pospandemia?
J. D. A. P.: Eso dependerá de las políticas económicas de los países y de su apertura. Si los países se cierran y no desarrollan sus tecnologías ni se abren al mundo, quedarán en un preocupante nivel de retraso. Por el contrario, si se abren al progreso y ofrecen seguridad jurídica, si atraen inversiones y desarrollan sus industrias y tecnologías, podrán lograr un desarrollo considerable.
En este escenario, los abogados tendrán que resolver muchas situaciones, contratos, financiamientos y negociaciones. Así mismo, una vez pasada la pandemia, las actividades se reactivarán y habrá múltiples movimientos y flujos de negocios e inversiones.
Por ejemplo, vemos ahora cómo muchas compañías tecnológicas, con ocasión de la pandemia, han aumentado sus actividades, ingresos y flujo de negocios, tales como Amazon, Google, Netflix, las productoras de aparatos médicos y utensilios necesarios para prevenir la propagación del covid-19, por citar algunas.
Sin embargo, se debe considerar que una vez normalizada la situación causada por la pandemia del covid-19, se deberán reactivar el resto de las actividades económicas, como el transporte en todas sus modalidades, el turismo, la actividad hotelera, el flujo de personas, mercancías y capitales. Inclusive, si las actividades siguen impactadas de alguna forma, como consecuencia de la pandemia mundial, será necesario buscar adaptaciones y cambios como vía de solución para los diversos sectores económicos que implicará la toma de decisiones rápidas, cambios de modelos económicos y comerciales, así como inversiones de todo tipo.