Una fuente del sector denunció que en agosto de 2014 el gobierno importó el cereal y se lo vendió a los industriales con sobreprecio.
Carmen Sofía Alonzo | El Nacional
Terminó el primer trimestre de 2015 y las empresas procesadoras de trigo no pudieron importar ni una tonelada del cereal por falta de divisas, afirmó una fuente del sector. Toda la pasta y el pan que se consumió en el país en los tres primeros meses del año se produjeron con los inventarios del cereal que tenía la industria del año pasado.
Para atender la demanda nacional de trigo se requieren 1,5 millones de toneladas anuales, las cuales hay que adquirir en el exterior en su totalidad porque en Venezuela no se produce trigo a gran escala. El director ejecutivo de Fedeagro, Vicente Pérez, dijo que en algunas áreas de los estados andinos del país se cultivan pequeñas cantidades, pero que son procesadas artesanalmente por los habitantes de las zonas.
“El presidente Nicolás Maduro ha hecho hincapié en reiteradas oportunidades en que los alimentos eran rubros prioritarios para la asignación de divisas, pero fue en la última semana de marzo cuando el Centro Nacional de Comercio Exterior autorizó por primera vez en 2015 dólares para el sector. No lo hacía desde diciembre”, destacó la fuente.
Registros de la industria reflejan que hasta febrero pasado la deuda del gobierno con el sector era de casi 200 millones de dólares. Las liquidaciones aprobadas la semana pasada fueron insuficientes para paliar el déficit de trigo en el país, según la fuente. Indicó que, además de que fueron pocas, las empresas que recibirán trigo gracias a estas asignaciones no podrán procesarlo en su totalidad.
“Para enfrentar la falta de importaciones, las compañías se vieron obligadas a intercambiarse insumos. De manera que las que reciban trigo deberán destinar más o menos la mitad de la mercancía a pagar los préstamos que le hicieron otras empresas. Cuando hagan esto, quedarán nuevamente con los inventarios cortos”, señaló.
Añadió que algunas autorizaciones fueron inútiles. Algunas empresas pequeñas tenían pendientes entre dos y tres solicitudes de divisas, pero solo se les liquidó una. “Con el volumen de mercancía que representa esa autorización no se llena un barco, y las embarcaciones no salen de puerto si no llevan la carga completa”, explicó.
Largo trayecto. Datos del sector muestran que 60% del trigo que se consume en el país el sector privado lo adquiere en Canadá y 35% en Estados Unidos. Lo demás es importado directamente por el gobierno.
Mes y medio será el tiempo mínimo que demorará en llegar al país el cereal que se importará con las liquidaciones de marzo pasado, dijo la fuente. “Los proveedores no están esperando por los compradores venezolanos para despachar la mercancía, ellos reciben los pedidos y a partir de ahí es que comienzan a preparar y armar las embarcaciones. Indudablemente la Semana Santa retrasará más este proceso”, apuntó.
Los factores climáticos también demorarán la llegada del producto. En estos momentos los puertos de Canadá están congelados, por lo que hay que esperar que se deshielen para que los barcos puedan zarpar, recordó.
“Debe regularizarse la entrega de divisas para que se pueda normalizar la industria, de lo contrario persistirá la crisis”, puntualizó la fuente. Reiteró que muchas empresas tienen inventarios tan bajos que para estirar las reservas de materiales han suspendido turnos de trabajo.
El retraso en las asignaciones de dólares, expresó, ha obligado a muchas compañías en el pasado a comprar trigo al sector público. Afirmó que en agosto de 2014 el gobierno, a través de la Corporación de Abastecimientos y Servicios Agrícolas, adquirió el cereal a países miembros de Mercosur y lo vendió al sector privado con sobreprecio. “Por cada tonelada de trigo, cobró 120 dólares más”, aseveró.
“Importación puntual”. El presidente de la Federación Venezolana de Industriales de la Panificación y Afines, Tomás Ramos, dijo que el gremio que representa propuso al gobierno que se haga una compra puntual de aproximadamente 200.000 sacos de harina de trigo para pan a Colombia, de manera de abastecer el mercado lo antes posible, mientras llegan los lotes de Canadá.
“La compra de harina que solicitamos a ese país sería una importación única para atender la situación. La sugerencia fue bien recibida por el gobierno”. Por la escasez de harina de trigo, las panaderías se prestan insumos y producen menos pan para estirar los inventarios, agregó.
En la tercera semana de marzo, el presidente de la Federación de Nacional de Trabajadores de la Industria de la Harina, Juan Crespo, informó que apenas quedaban tres semanas del producto en los molinos.
Comerciantes dijeron que los proveedores no los han dejado despachar, pero que lo hacen en menos cantidades. Un encargado de una panadería en Los Dos Caminos indicó que al mes piden aproximadamente 100 sacos de harina, pero solo reciben entre 30 y 40 sacos. “Diariamente gastamos hasta 10 sacos. No nos queda de otra que bajar la producción. Ahora hacemos menos panes de banquete, señoritas y panes para hamburguesa y perros calientes. Tratamos de mantener la fabricación de los panes que más salen”.
La poca existencia del producto propició incrementos de precios. El panadero comentó que en diciembre un saco de harina de 45 kilos costaba 400 bolívares, y actualmente lo consiguen mínimo en 700 bolívares. “Eso en el caso de los proveedores tradicionales porque los no convencionales nos los venden hasta en 1.600 bolívares”.
Cifras.
50% del trigo que se consume en el país es para fabricar pan; para pasta se destina 30% y el resto para elaborar galletas y harinas especiales
49 kilos del cereal por persona se ingiere en Venezuela. En el caso de pasta, el país es el mayor consumidor después de Italia
200 millones de dólares debe el gobierno al sector. El monto es 24,8% del compromiso que mantiene la industria de alimentos con los proveedores, que según Cavidea es de 805 millones de dólares