Bajo crecimiento económico, inflación desbordada y un desabastecimiento por las nubes. Ese fue el contexto en el cual Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, anunció las nuevas medidas que regirán la economía con el objetivo y la esperanza de darle un nuevo aire y superar el discreto crecimiento de 1,6% con que el país cerró 2013. Ha sido por ello que, en su nueva ofensiva económica, el mandatario prometió nuevos fondos estatales para financiar las empresas; el trato preferencial a los sectores automotor, de cauchos, baterías y repuestos, que ahora tendrán una tasa de cambio favorable (de 10 bolívares por dólar); un nuevo plan de compras estatales; la construcción de 220.000 nuevas viviendas, y, entre otras, la promesa de cancelar el 30% de la deuda por cambio de divisas que se mantiene con las empresas.
Los anuncios fueron recibidos con positivismo por los industriales, quienes, no obstante, consideran que aún falta más información sobre cómo se ejecutará cada medida. Mientras tanto, la economía presenta signos preocupantes: de acuerdo con el Banco de Venezuela, en febrero la inflación anualizada fue del 57,3%, mientras que la escasez de productos sobrepasó el 28%.
Pero en este panorama perturbador, las cifras del otro lado de la frontera alientan. Según cálculos del DANE, entre enero y febrero las exportaciones colombianas al vecino país se incrementaron en 28,1% frente al mismo período de 2013, un comportamiento que puede explicarse, ante todo, por un actor específico.
“Los combustibles fueron los protagonistas, pues sus ventas pasaron de US$71 millones a más de US$200 millones. En enero representaron el 46% de las ventas totales, un comportamiento que no era común en años anteriores”, explica Juan Sebastián Estupiñán, director de estudios económicos de la Cámara Colombo Venezolana.
El salto se debe, en especial, al gas. En 2005 ambos gobiernos firmaron una serie de contratos según los cuales Bogotá aportaría el combustible a Caracas mientras terminaba de potenciar su producción; pero el plazo se cumplió en 2011 y se hizo necesario aumentar los envíos, que actualmente promedian los 150 millones de pies cúbicos al día.
Pero hay alarma. Amylkar Acosta, ministro de Minas y Energía, anunció que, debido al fenómeno del Niño y al incremento en las necesidades energéticas del país, se suspenderán las exportaciones de gas a Venezuela. Un anuncio que sin duda impactará en el comercio binacional, pues, según el DANE, al excluir los combustibles, las ventas hacia ese mercado pasaron de US$264,4 millones en los dos primeros meses de 2013 a US$229,7 millones este año, lo que supone una caída de 13,1%.
Sin ese pulso, lo más seguro es que las exportaciones vuelvan a resentirse. Porque después de la crisis binacional vivida entre 2008 y 2009, que causó una caída en las ventas de más del 30%, los empresarios colombianos encontraron nuevos mercados para sus productos en el vecindario, especialmente en los países centroamericanos. Y aunque las ventas al vecino país se incrementaron entre 2011 y 2012, el mal estado de su economía y las deudas acumuladas por tasa de cambio hicieron que el año pasado la facturación se redujera en 11,7%.
“Sentimos que es un mercado interesante, que siente agrado por nuestros productos, pero el empresario no siente atractivo al venderle a Venezuela porque no hay fuentes claras de pago”, comenta Carlos Eduardo Botero, director ejecutivo del Instituto para la Exportación y la Moda (Inexmoda), quien agrega que los recientes anuncios de Caracas no generan tanto entusiasmo al otro lado de la frontera: “Está muy bien que paguen las deudas atrasadas, pero la gran pregunta son los negocios futuros. No hay forma de asegurarlos”.