Bogotá
La Republica 24/01/2013
Las metas del milenio que nos impusimos como ciudadanos de este planeta están por llegar a su revisión en 2015. Pobreza, mortalidad infantil y materna, educación primaria universal, igualdad entre los géneros, VIH/Sida y sostenibilidad ambiental son puntos clave dentro de esta agenda.
Diferentes actores sociales vienen trabajando por la inequidad y la preservación ambiental, pero son muchos los desafíos que enfrentamos al encontrarnos con una clase media que crece a pasos agigantados, en un planeta de 7.000 millones de habitantes, con un PIB anual de US$70 trillones, estamos por superar ciertos límites ambientales. Ahora, imaginemos en 2050 un planeta entre 8.000 y 10.000 millones de habitantes con un PIB de US$250 trillones.
Bajo este panorama, los sectores público y privado se encuentran ad portas de un desafío mayor de generación de escala, que promuevan garantías de salud y bienestar a poblaciones vulnerables; generación de hábitos saludables y de protección del medio ambiente como reciclaje, reducción en el consumo de energía y agua y promoción del abastecimiento de materias primas sostenibles, donde se cubra la demanda mundial de alimento y al mismo tiempo se genere desarrollo, conocimiento y bienestar en las comunidades rurales.
Este es un círculo virtuoso de sostenibilidad ambiental y social, el desafío de encontrarnos a mitad de camino y acortar las distancias entre los que no tienen nada y aquellos que desperdician. Se habla, escribe y comenta sobre el Valor de lo Compartido a lo largo y ancho de nuestro planeta, esta teoría de Michael Porter que nos convoca a todos en una mesa donde ya no hacemos el bien de forma filantrópica sino, de forma estratégica, generando relaciones mutuamente beneficiosas que fomenten un modelo de negocio que parte de la sostenibilidad. Según un estudio de la firma Havas Media, desarrollado el año pasado en Colombia, 9 de cada 10 personas prefieren un producto responsable.
Los consumidores – ciudadanos están preparados para este salto, según el mismo estudio, 7 de cada 10 personas piensan que aunque los problemas de contaminación medioambiental son muy grandes se puede hacer algo al respecto. Diferentes empresas globales, multinacionales y colombianas, estamos tomando conciencia de este desafío. Para Unilever, el Plan de Vida Sostenible es la carta de navegación de su negocio y la punta de lanza para duplicar el tamaño de su negocio, mientras reduce su impacto ambiental y aumenta su impacto social. Este plan es quizás uno de los más ambiciosos, una apuesta en la que sin duda buscamos generar escala, tocando la vida de más de 1.000 millones de consumidores a 2020 en el mundo y 19 millones de esta porción global en la región de Middle Americas (Colombia, Venezuela, Ecuador y Centroamérica). Sin embargo, el reto de encontrarnos a mitad de camino es un desafío al que Unilever no puede enfrentarse solo, necesitamos la escala de otras compañías, gobierno, medios de comunicación para generar este cambio.
El Plan de Vida Sostenible es una invitación para que los ciudadanos encontremos en la Sostenibilidad un escalón compartido, en el que el desarrollo social y la prosperidad sean el lenguaje común de las naciones. ¿Aceptas la invitación? Una filosofía de operación comercial diferente El concepto de Plan de Vida Sostenible que se trazó Unilever tiene como filosofía que la multinacional no solo se debe responsabilizar de sus operaciones, sino también de sus proveedores, distribuidores y, lo más importante, de cómo los consumidores utilizan las marcas de la corporación. El Plan cuenta en total con 60 objetivos que se deben alcanzar en áreas como salud, residuos, agua, comunidades, entre otros.
ELIANA ALZATE
Gte. de Comunicaciones y Marca de Unilever