Actualmente, en el mundo existen más de 40 millones de personas que por temor a perder la vida a causa de la violencia, abandonan sus países de origen, dejando atrás lo conocido hasta ese momento por un futuro lleno de incertidumbre. En esta terrible situación, sobreviven familias enteras, víctimas del desarraigo, la violencia, la falta de acceso a empleos descentes, documentos de identidad, educación y vivienda.
Tan alta cifra es alarmante, son personas que en organizaciones como ACNUR, Cáritas, Servicio Jesuita a Refugiados y HIAS encuentran una mano amiga que puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Este drama lo viven a diario los cási 400.000 refugiados y 4 millones de desplazados internos, que víctimas del conflicto armado que ha azotado a la hermana nación de Colombia por cási 60 años ha degenerado en éxodos masivos, ellos encuentran en sus países vecinos una vía de escape y quizás un nuevo comienzo.
En Venezuela, actualmente se encuentran 3.000 personas con estatus de refugio y más de 150.000 que no han podido regularizar su condición según estimados del ACNUR.
En este sentido, las organizaciones que trabajan el tema celebraron esta semana una serie de actividades en distintas partes del país, en la busqueda de recordarnos a los venezolanos que «nadie elige convertirse en un refugiado», invitaron a CAVECOL y un nutrido grupo de personas, a disfrutar de un concierto de Huascar Barrada titulado «Tonadas de Esperanza», con el cual se buscó sensibilizar a los asistentes acerca de esta cercana y cruel realidad, también fue un llamado a la unión de esfuerzos para iniciativas que fortalezcan la protección de esta población tan vulnerable.
Igualmente, una representación de CAVECOL tuvo la grandiosa oportunidad de compartir con refugiados en un día de actividades de recreación, ocasión propicia para conocer más de cerca la realidad que viven estas personas y en la cual niños, mujeres y hombres disfrutaron la libertad sin miedo y con un poco de esperanza en un futuro mejor.