Cicerón Flórez Moya | 27 /01/2013
cflorez@laopinion.com.co
La Opinión
Pável Rondón hace parte del nuevo gobierno del estado Táchira (Venezuela), del cual es gobernador titular Vielma Mora. Desde su nuevo cargo de Secretario de Asuntos Internacionales, Rondón busca reactivar proyectos que impulsen la integración de los dos países y especialmente de esta zona fronteriza, a lo cual le ha dedicado trabajo y tiempo desde años atrás.
Sin duda, Pável Rondón es uno de los mayores conocedores de los asuntos de integración de Colombia y Venezuela. Y de esto habla en entrevista que concedió a La Opinión.
¿Las nuevas relaciones entre Colombia y Venezuela qué tanto toman en cuenta la integración fronteriza, sobre la cual se puso especial énfasis en el pasado con las comisiones bilaterales de vecindad?
Las relaciones entre Colombia y Venezuela se han caracterizado en los últimos años por ser sinuosas. Han ido de momentos de consenso y alta cooperación a delicadas tensiones. Eso lo origina la cercanía entre los dos países. Pues los problemas como las identidades aparecen con más facilidad en la cercanía. Los dos países no tienen conflictos con Pakistán. Más de diez mil kilómetros de distancia los evitan. Otro elemento que contribuye a los altibajos, es el alto número y tipo de asuntos que conforman la agenda de los dos países. En los años anteriores hubo una triangulación EE.UU.-Colombia-Venezuela, no decretada, sino resultado de determinaciones políticas y económicas que incidió las relaciones entre los tres, con mayor detrimento a las relaciones Colombia-Venezuela. A veces hay medios y personalidades en los dos países que exageran los aspectos negativos que se presentan. Siempre he valorado el tratamiento positivo que da La Opinión a las relaciones colombo-venezolanas y a la frontera. Otra característica de las relaciones es la diplomacia presidencial. Los gobernantes suelen atender de manera directa muchos asuntos. Eso obedece a una combinación de factores como a la cercanía. En pocos minutos se está en el otro país, pero por sobre todo los temas a tratar y el ambiente que haya para el momento.
¿Qué proyectos pueden tener viabilidad en esta nueva etapa?
Los cancilleres Holguín-Jaua, han empezado muy bien. Se mantiene la tradición constructiva de Holguín-Maduro. Sin embargo, han dado un salto al convocar a los gobernadores. Es algo que va a redefinir y replantear las relaciones. Lo cambiario debe pasar a los bancos Central y de la República. La especulación que hay en el cambio bolívar-peso, afecta a los dos lados. En Cúcuta el comercio ha visto caer sus ventas, afectando a empresarios y su personal. Igual que los comerciantes, los industriales se ven afectados en la adquisición de insumos y en la contratación de trabajadores. Un problema que sigue afectando es el de la gasolina. No obstante las ventas de Pdvsa, sigue habiendo escasez en Cúcuta. Los pimpineros continúan prestando el servicio y de paso no han recibido como debe ser los beneficios sociales que establece el convenio. Hay que preguntarse por dónde anda la gasolina. En lo cultural debemos hacer un esfuerzo colectivo por reconstruir y recrear la historia común de Norte de Santander y el Táchira. Hay un desconocimiento general sobre las raíces comunes, sobre la participación de la frontera en la independencia de los dos países. La campaña Admirable, el Paso de los Andes, la Revolución Restauradora de Cipriano Castro que salió de Cúcuta, y tantos hechos que deben conocerse para hacernos más dueños del presente y mirar con optimismo del futuro, merecen ser tomados en cuenta.
¿Cómo pueden interactuar las organizaciones sociales y gremiales de Norte de Santander y el Táchira para fomentar políticas y proyectos de intercambio?
Al replantear las relaciones los gobernadores generarán una temática y espacios para que las organizaciones sociales y gremiales expongan sus inquietudes, e incorporen nuevos temas.
¿Cuál es la dinámica de las relaciones entre Colombia y Venezuela actualmente?
Los presidentes Chávez y Santos han reconstruido las relaciones desde la confianza. Estos casi tres años han sido los de más consenso y cooperación o por lo menos los de menos tensión y juntos los dos países han constituido un espacio de coordinación y dirección en la región. La designación de la brillante ex canciller María Ema Mejía y el experto y eficiente ex canciller Alí Rodríguez para que se alternaran en la Secretaría General de la UNASUR es una muestra del liderazgo del eje Caracas-Bogotá.
¿Ese nivel que alcanzó el intercambio comercial entre los dos países podría recuperarse?
Venezuela se retiró de la CAN en abril del año 2006. El comercio colombo-venezolano estaba en 4.200 millones de dólares. En el 2007 ascendió a 6.570 millones. El incremento fue el más alto en la historia del comercio colombo-venezolano (más de 2.000 millones) y no estábamos en la CAN. Si, en ese momento yo era embajador de Venezuela en Bogotá. En el 2008 sigue el crecimiento. El presidente Uribe denunció en la OEA a Venezuela. Pero en los dos últimos años el comercio empezó a crecer. Es un mercado natural, cercano, en el cual los nacionales de uno y otro lado conocen los productos de la otra parte. Ojalá crezca el comercio, pues eso estimula algunas actividades en esta frontera. Pero más que eso, debemos activar la productividad y la producción de Cúcuta, Ureña, San Cristóbal y San Antonio.
¿Qué futuro tiene Venezuela tomando en cuenta sus condiciones políticas y económicas?
El ascenso al poder del presidente Hugo Chávez ha tenido tres cambios decisivos: uno, la incorporación de los más necesitados a los beneficios de la industria petrolera. Las regalías fueron dedicadas a todos los venezolanos, en primer lugar a los desposeídos. Eso se evidencia en las misiones. El otro elemento es la independencia ante potencias extranjeras, particularmente ante EE.UU. Lo tercero es la modificación del sistema político nacional. El pueblo ha decidido sustituir al bipartidismo de AD y COPEI. Las últimas elecciones donde el PSUV obtuvo 20 de las 23 gobernaciones es un signo de esa decisión popular. En la producción se hacen esfuerzos por lograr el autoabastecimiento. El consumo de alimentos en algunos rubros se ha triplicado.
¿Cuál va a ser el rumbo del Táchira?
El triunfo del gobernador Vielma Mora puede significar una revolución en el Tachira. Es una persona que se exige a si mismo mucho y a los que le rodean. Viene de una exitosa carrera en la administración pública. Él ha manejado organizaciones piramidales, ahora tendrá una experiencia en sistema. Pero la gobernación debe mirarse como un sistema abierto, horizontal, tendrá éxito con toda seguridad. Ha propuesto como, lo planteó en la campaña, hacer del Táchira una potencia en lo cultural, en lo productivo, en bienestar, en turismo. Y lo ayuda para esta responsabilidad su dominio de los temas de frontera al frente del SENIAT y de la COPIAF.
Se impone una alianza entre el Norte de Santander y el Táchira. Para que juntos avancemos en políticas y acciones que redunden en beneficio para la población de ambos lados, el desarrollo debe ser una meta conjunta.
¿Qué lecciones le dejó su paso por la Embajada de Venezuela en Colombia?
Cuando llegué de embajador ya conocía Bogotá. Allá había hecho un magíster en Planificación y Administración del Desarrollo en UNIANDES. Por las responsabilidades que he tenido en la Cancillería y la estadía en Bogotá, puedo decir que es la embajada más compleja para Venezuela.
No, con EE.UU la suerte está echada. Las relaciones entre los presidente Juan Manuel Santos y Hugo Chávez ha cambiado el ambiente. Por primera vez en 10 años transcurren más de dos años sin tensiones entre los dos países. Los problemas no han desaparecido. Lo que desapareció fue la manera inadecuada de tratarlos.
¿Cuál sería el escenario político de Venezuela sin Chávez?
Las noticias que tenemos son de recuperación del Presidente. No veo otra alternativa sino su pronta incorporación a sus funciones de líder y Presidente.
Relaciones fronterizas
En esas relaciones la frontera ocupa un lugar privilegiado. Ese es el espacio que reúne más temas entre los dos países. La dinámica social de cerca de diez millones de colombianos y venezolanos en una extensión de 2.219 kilómetros, la convierte en el área más rica por la multiplicidad de relaciones que concurren en ella: relaciones familiares, comerciales, culturales, étnicas, educativas, de salud, políticas, turísticas, fluviales, energéticas y muchas más. Pero también es el centro generador de diversas tensiones.
Para tratar esos asuntos fueron creadas las Comisiones Presidenciales de Asuntos Fronterizos. Eso fue en el año 1989 por los presidentes Virgilio Barco y Carlos Andrés Pérez. Luego, los presidentes Andrés Pastrana y Hugo Chávez le incorporaron la integración y pasaron a ser COPIAF.
Estas comisiones detectaron cerca de setenta asuntos. El mayor logro fue crear un ambiente de comprensión y de manejo transfronterizo de algunos temas. Se transformaron y crearon nuevas aduanas. Como en Guarero en la Alta Guajira y en Ureña, por cierto bajo la dirección del hoy gobernador Vielma Mora, entonces director del Seniat. En educación, cultura, etnias, salud, ZIF, migraciones y refugiados hubo resultados importantes. Pero es obvio que falta muchismo por hacer. No debemos olvidar que cuando decimos frontera no hablamos solo de Táchira y Norte de Santander. Son 2.219 kilómetros desde la desértica Alta Guajira, los Andes donde estamos nosotros, los Llanos y la Amazonia.
En la reunión que terminó la semana pasada en Caracas entre la Canciller María Ángela Holguín y el nuevo canciller venezolano Elías Jaua, se dispuso reactivar el tema del desarrollo fronterizo. Aunque no se decidió lo relativo a las COPIAF, eso no es lo determinante. Lo que importa es que se aborden los problemas y se resuelvan.